La novia récord: caminó 2 kilómetros para llegar al altar

Imaginemos pasear desde Plaza de Mayo hasta Retiro con un vestido largo, cola, ramo, peinado, maquillaje, tacos altos y plataformas hasta el salon eventos corporativos donde te casaras. Una distancia afín -precisamente dos mil doscientos cincuenta metros- recorrió una novia hasta llegar al altar, en pleno centro de San Miguel. Clarín la acompañó – en zapatillas- en su extensa alfombra roja, con la que busca ingresar al Guinness.

“Es un sueño cumplido”, lanzó Génesis Castillo, de diecinueve años, mientras que calentaba motores. Ya casada por civil y palpablemente conmovida, contó su historia. “Soy de Tucumán y mi papá se quedó sin trabajo. Somos 6 hermanos, y teníamos la plata justa”, recordó. Parada en la plaza central, llamaba la atención de todos. “Sentí que era una buena ocasión para reflejar el cambio que hicimos, que avanzamos un montón”, meditó Génesis, que está a puntito de arrancar la universidad.

Entonces comenzó a pasear, escoltada por una camioneta que emitía la marcha nupcial. En pleno mediodía y bajo un sol estresante, recorrió una de las primordiales avenidas de San Miguel. Recibió aplausos, le sacaron fotografías, y desde un camión cervecero le obsequiaron un “¡Viva los novios!”. Los vecinos salían de los negocios y abandonaban sus trabajos para verla llegar al salon de fiestas. “Va todo bien, hay un re apoyo de la gente”, se emocionó la joven en el colorado de un semáforo, la disculpa idónea para retocar el maquillaje.

En la caravana, un chico llevaba un podómetro, que es un instrumento con ruedas para medir la distancia recorrida. Otro iba grabando el resultado. Ese vídeo -al lado de fotografías y testimonios- va a ser presentado a Guinness como prueba. La categoría “novia que más metros paseó cara el altar” ya existe, mas está vacía pues jamás fue utilizada. De qué forma absolutamente nadie estableció ese récord, para batirlo, alcanzaría con que esta muchacha ande solo una cuadra. Mas decidieron hacer un recorrido mayor a fin de que -de ser admitido- su logro perviva en el tiempo.

“Cómo somos gente extrema, decidimos hacer esto”, comparte el pastor Adrián Aquino, organizador de la actividad. Es el directivo de Reyes de la Tierra, donde se conocieron los futuros esposos. “El mensaje es poder despertar en las personas la pasión por estimar lograr su sueño. Despertar un nivel de fe a fin de que piensen que lo mejor está por venir. Transmitir que es posible una restauración interior”, examina.

El punto de llegada fue la ex- “Puerta de Hierro”, un predio arbolado donde instalaron un altar. Ahí aguardaba con ansiedad David Sotelo, de veintidos años, que vive en San Miguel y trabaja en una factoría. Tras “un giro de trescientos sesenta grados”, tal y como define, consiguió arrendar una casa donde va a vivir con su amada.

“Yo era un desastre, me drogaba mucho. Había perdido el trabajo, vivía solo y había perdido mi casa. La plata que tenía era para la joda”, reconoce. “Hasta que un día mi mamá me halló en una plaza, fumaba mariguana, y me afirmó ‘vamos, vamos’ al centro religioso. Apenas entré me puse a plañir y sentí de qué manera todo lo malo se iba yendo. Desde ese día ya no fui exactamente el mismo y cambié al cien por ciento. Jamás más probé nada. Esta es una forma de animar a muchos chicos como , decirles que sí se puede salir de esto”, comparte.

Frente a un público más fatigado y transpirado que lo común, la pareja prometió quererse. Se besaron y también intercambiaron los anillos, persuadidos de que su relación va a durar para siempre. Pues, en palabras del flamante marido, atrás quedaron los espectros y “ahora vivo para ella”.